Gotero es un toro de dos años cuya vida dio un giro inesperado. Su dueña, la veterinaria Melisa Álvarez Espinoza, lo rescató cuando tenía apenas cuatro meses, antes de que lo vendieran y lo enviaran a un matadero.
“Cuando los iban a subastar me dio mucha pena, porque era muy pequeño, no crecía ni ganaba peso, entonces decidí comprarlo para que no lo mataran”, dijo Álvarez.
Como describe su dueño, Gotero es inquieto y travieso: “Se lleva todas las vallas”, dice entre risas.
La mayor parte de su vida la ha pasado en un refugio para perros, primero en Rancho Redondo y ahora en San Luis de Santo Domingo de Heredia. Su presencia allí llama la atención de quienes lo ven.
«A veces la gente se sorprende de su comportamiento. No quiere estar abajo, le encanta quedarse aquí mirando por el portón. Creo que se cree un perro. Nunca he visto un toro que le guste ver quién pasa. Incluso mira por la ventana de mi habitación y se queda ahí. Le gusta estar donde está la gente», dijo su dueño.