octubre 26, 2025
Farandula

A los pies de Hollywood: la rara colección de un zapatero de Los Ángeles – Reporte Tico

  • octubre 26, 2025
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En el taller de un zapatero de Los Ángeles, vestigios de la historia de Hollywood se guardan desde el suelo hasta el techo, custodiados por un artesano que

A los pies de Hollywood: la rara colección de un zapatero de Los Ángeles

 – Reporte Tico

En el taller de un zapatero de Los Ángeles, vestigios de la historia de Hollywood se guardan desde el suelo hasta el techo, custodiados por un artesano que dice que los días de su profesión están contados.

Peter Fonda, Arnold Schwarzenegger, Liza Minnelli, Elizabeth Taylor, Sharon Stone, Sylvester Stallone, Robert DeNiro, Tom Jones: innumerables nombres están etiquetados en cajas de zapatos que contienen medidas y moldes de los pies de la crème de la crème del entretenimiento.

La colección nació del trabajo de Pasquale Di Fabrizio, un italiano conocido como “el zapatero de las estrellas”, quien en su taller de Los Ángeles fabricó artesanalmente zapatos durante más de cuatro décadas para figuras como Frank Sinatra, Dean Martin, Tina Turner, Jack Nicholson, Fred Astaire y Michael Jackson.

El artesano conocía estos pies como la palma de su mano, y aunque reveló algunos secretos (como los centímetros que ganó en varias celebridades), otros están resguardados en estas cajas que eventualmente llegaron a manos de Chris Francis, un zapatero de 48 años que no solo preserva este pedazo de historia, sino también un oficio moribundo.

«Aquí hay un poco de todo», dice Francis.

«Di Fabrizio creó para todos, desde propietarios de casinos hasta actores, artistas de Las Vegas, Broadway, Hollywood, cualquiera que se le ocurra en la industria del entretenimiento desde los años 1960 hasta 2008», añade.

Algunas de las cajas contienen autógrafos o dedicatorias como la de la actriz Anjelica Huston.

Otros, los diseños utilizados en películas o series, como en el caso de Sarah Jessica Parker o Julie Andrews.

La lista de estrellas que se alinean en las cuatro paredes del estrecho espacio es abrumadora, incluyendo incluso a la recientemente fallecida actriz Diane Keaton y al guitarrista de Kiss Ace Frehley.

«Algo único»

Francisco nunca conoció a Di Fabrizio pero conserva su legado con el mismo fervor con el que mantiene vivo un oficio que, como las cajas, pretende ser cosa del pasado.

En el pasado, explica, Hollywood era un lugar ideal para este oficio, dadas las demandas específicas de la industria del entretenimiento, que llevaban a muchas estrellas a encargar trabajos personalizados.

«Las celebridades alardeaban de lo que pagaban por un par de zapatos y querían algo único. Hoy en día, cada vez más celebridades quieren zapatos gratis, lo que está matando a zapateros como yo», se lamenta.

Además de los cambios en la industria que introdujeron las redes sociales, la producción en masa alteró los patrones de consumo en la industria de la moda, haciendo inviable el trabajo artesanal de hombres como Francis o el fallecido Di Fabrizio, que cobraban miles de dólares a sus prestigiosos clientes.

Francis comenzó con la ropa y fue descubierto por un estilista de la escena del rock mientras cosía a mano una chaqueta de cuero en el banco de un parque público.

«En Los Ángeles es fácil estar en el lugar correcto en el momento correcto», se ríe.

Pero los zapatos se convirtieron en su verdadera pasión.

Comenzó a hacerlos en su cocina y fue de puerta en puerta buscando una pasantía con los maestros del oficio, quienes inicialmente lo miraron con recelo por su apariencia de rockero de la vieja guardia.

«Me dijeron que me uniera a una banda», dice.

«Eran hombres del viejo mundo… no hablaban bien inglés, así que había que observar y aprender».

«Venían de lugares como Irán, Siria, que habían crecido en fábricas de calzado en países con problemas políticos (…) encontraron el éxito aquí en Estados Unidos, donde pudieron mantener este viejo oficio, hasta que ya no fue sostenible. Y se dedicaron a reparar».

Francis, que sigue en el negocio en parte por amor al arte, a veces se arrepiente de no haber escuchado uno de sus consejos.

«‘¿Por qué quieres ser zapatero? Hoy en día la gente puede comprar zapatos por veinte dólares’, me dijeron».

«Como profesión», afirma, «es extremadamente difícil sobrevivir».