Ex Viceministro de Hacienda e investigador del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional, Fernando RodríguezAseguró que Costa Rica no puede seguir postergando una nueva reforma tributaria pues la aprobada en 2018 “ya está agotada”.
«Les guste o no, el próximo presidente tendrá que proponer una nueva reforma. La reforma de 2018 fue un respiro temporal, pero ese respiro ya pasó», afirmó Rodríguez.
Según el economista, el país está recaudando menos ingresos y no tiene margen para nuevos recortes de gastos, por lo que el Estado podría enfrentar dificultades para financiar proyectos e inversiones en los próximos años.
Rodríguez recordó que la reforma tributaria de 2018 pretendía ser una medida temporal para darle al próximo gobierno margen para cambios más integrales. Sin embargo, la pandemia cambió estos planes y la reforma parcial finalmente se convirtió en una solución a largo plazo.
Esta fórmula ya muestra signos de agotamiento. Entre 2018 y 2024, los ingresos aumentaron, pero en 2026 En relación con la producción nacional (PIB), podrían incluso disminuir, advierte el ex viceministro.
Rodríguez dice que esto se explica por los tres impuestos que más aportan al estado: IVA, impuesto sobre la renta y combustibleque representan casi el 70% de todos los ingresos nacionales.
Afirma que el TINA El límite superior ya se ha alcanzado. Aunque el lanzamiento en 2019 incrementó la colección, el crecimiento se ha estancado desde entonces e incluso se han aprobado nuevas. Relieves que reducen su alcance.
En el caso de Impuesto sobre la rentala reforma introducida en 2018 cambios parciales.
“Esta reforma se hizo con miras a un ajuste temporal, pero nunca se dio el siguiente paso”, dijo Rodríguez. Además, reconoció que la La caída del dólar también afectó la actividad de cobro de deudas este impuesto.
la colección de Combustibles cayó del 1,42% al 1,24% y el de Propiedad del vehículo del 0,46% al 0,34%, lo que corresponde a una deducción del 0,27% del PIB. Esto limita el impacto de la reforma y deja al gobierno con recursos insuficientes para restaurar los servicios afectados por años de ajustes presupuestarios.
El Ingresos fiscales Pasaron del 12,68% del PIB en 2018 al 13,39% en 2024, un aumento menor de lo esperado con las reformas de 2018. El IVA aumentó del 4,13% al 4,93% y el impuesto sobre la renta personal aumentó del 4,72% al 4,93%, pero los ingresos totales aumentaron sólo el 0,7% del PIB.
Si los ingresos se debilitan, el gasto publico Ya se ha puesto al límite. Entre 2018 y 2024, el gasto distinto de intereses cayó casi tres puntos porcentuales del PIB, lo que resultó en una menor financiación para la economía. Educación, programas sociales, infraestructura y seguridad..
“Dejamos de medirlo Costo de lo que no gastamos. «Hay cuestiones -como la inseguridad o la educación- que, si no se abordan ahora, costarán mucho más en el futuro», advirtió.
A esto se suma el alto costo de la deuda nacional. La tasa de interés promedio que el gobierno paga por su deuda aumentó del 6,5% en 2018 al 8,1% en 2024, y los pagos de intereses aumentaron del 3,4% al 4,8% del PIB. “Cada punto del PIB que se destina a intereses es un punto menos que se puede invertir en educación o seguridad”, enfatizó Rodríguez.
El economista cree que el próximo gobierno debería hacer esto Enfrenta el problema de frente y proponer una reforma que una nuevas fuentes de ingresos con un mayor eficiencia en el gasto público.
Decidió que si el próximo gobierno quiere restablecer los servicios públicos afectados deberá incrementar los recursos y optimizar su asignación, aunque el El actual acuerdo presupuestario limita el gastotambién en educación.