A primera vista, podría parecer una cueva más entre las muchas que salpican el paisaje volcánico del sur de Islandia. Pero sólo hay que acercarse para notar algo diferente: la forma de su entrada, la luz que se filtra entre las piedras y la sensación de que uno está a punto de entrar en otro mundo.
Así es la Cueva de Yoda, uno de los lugares más curiosos del Círculo Sur. Su nombre proviene de la silueta de su entrada, que muchos dicen que se asemeja al rostro del legendario maestro Jedi.
Al cruzar el umbral, la temperatura baja inmediatamente. El sonido del viento se transforma en un eco grave que rebota en las paredes de basalto, mientras la luz se disuelve en tonos azulados. La atmósfera tiene algo místico, casi cinematográfico, como si la naturaleza hubiera probado su propio efecto especial.
La fama de este sitio se disparó tras el estreno de Star Wars: Rogue One, cuando aquí se rodaron parte de sus escenas aprovechando la textura y profundidad natural de la cueva. Desde entonces, miles de visitantes llegan cada año a este recóndito rincón atraídos por la mezcla de mito y geología, cine y silencio.
En Islandia, donde el fuego crea montañas y el hielo les da forma, esta cueva nos recuerda que incluso la piedra puede tener rostro. Y esa, a veces, la fuerza también se manifiesta en el eco del viento.
Podéis revisar el reportaje completo en el vídeo que aparece en portada.
Este viaje forma parte de una serie especial realizada junto con MD Tours para mostrar los paisajes y experiencias que aguardan en Islandia. Muy pronto, durante el Festival de la Luz, una persona podrá vivir esta misma aventura: se le regalará un billete para descubrir el país del fuego y el hielo.