En Reykjavík, el pasado y el presente se encuentran bajo el mismo cielo. A sólo unos pasos, dos monumentos cuentan la historia de los vikingos que forjaron el espíritu islandés.
Frente a la iglesia Hallgrímskirkja (la más famosa del país) se encuentra Leifur Eiríkssonel explorador que, según las sagas nórdicas, Llegó a América quinientos años antes que Colón.. Su mirada apunta hacia el oeste, como si todavía estuviera buscando nuevas tierras por descubrir.
Detrás de ella, se levanta la iglesia más alta del país como símbolo de fe y fuerza. Su diseño está inspirado en las columnas de lava basáltica que nacen del fuego volcánico, y en su interior resuena el órgano más grande de Islandia, con más de 5.000 tubos.
El camino hacia el mar conduce a Viajero del Sol (Sun Voyager), una escultura de acero inoxidable que parece un barco vikingo, pero representa un “barco de sueños”: un homenaje a la esperanza, la libertad y el deseo de explorar. Su creador, Jón Gunnar Árnason, lo imaginó como un viaje eterno hacia la luz.
A pocos pasos se encuentra la casa Höfði, donde en 1986 Mikhail Gorbachev y Ronald Reagan firmaron el acuerdo que marcó el fin de la Guerra Fría.
Desde Leifur Eiríksson hasta el Sun Voyager, Reikiavik mantiene viva la herencia vikinga: el coraje de mirar siempre más allá del horizonte.
Este viaje forma parte de una serie especial realizada junto con MD Tours para mostrar los paisajes y experiencias que aguardan en Islandia. Muy pronto, durante el Festival de la Luz, dos personas podrán vivir esta misma aventura: se sortearán dos entradas para descubrir el país del fuego y el hielo.