noviembre 1, 2025
Farandula

Día de la Mascarada Costarricense: una herencia viva de color, humor y tradición – Reporte Tico

  • octubre 31, 2025
  • 0

Entre risas, música salvaje y figuras gigantes que recorren las calles, Costa Rica celebra esto 31 de octubre, Día de la Mascarada Tradicional Costarricenseuna fecha dedicada a uno

Día de la Mascarada Costarricense: una herencia viva de color, humor y tradición

 – Reporte Tico

Entre risas, música salvaje y figuras gigantes que recorren las calles, Costa Rica celebra esto 31 de octubre, Día de la Mascarada Tradicional Costarricenseuna fecha dedicada a uno de los símbolos más auténticos de la identidad nacional.

Un legado que nace del alma del pueblo

Según el Ministerio de Cultura y JuventudLas máscaras son parte de las tradiciones costarricenses. desde la época prehispánicacuando los pueblos originarios los elaboraban con barro, piedra, jade o madera para ceremonias religiosas y rituales funerarios. En aquellos tiempos, los chamanes utilizaban máscaras para ganar fuerza espiritual y poder guiar al difunto al más allá.

Con la llegada de la colonia, estas expresiones se mezclaron con influencias españolas, dando lugar a nuevas formas festivas. fue en Cartagodurante las celebraciones de la Virgen de los Ángeles en 1824, cuando el artesano Rafael “Lito” Valerín hizo el primera “Giganta”, considerada el inicio formal de las mascaradas costarricenses.

Tu hijo, Jesús Valeríncontinuó la tradición y la llevó a otras comunidades, consolidando la costumbre de ver desfilar por las calles a personajes populares como la Muerte, el Diablo, la Giganta, el Policía o la Vieja del Trapito.

Hoy, cada 31 de octubre, el pueblo de Costa Rica—desde Barva, Escazú, Aserrí, Sarchí, Cartago y Desamparados— se llenan de color y alegría para mantener viva esta expresión cultural declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

Un enmascarador detrás de la magia: Yurgen Solano

En Sarchí, cuna del arte y la artesanía nacional, uno de los guardianes de esta tradición es Yurgen Solano Santamaríamascarero desde hace 16 años, que ha dedicado su vida a rescatar y transmitir el legado de las mascaradas.

“Siempre he sido un amante de las mascaradas desde pequeño”, afirma Solano. «En Sarchí la tradición se derrumbó por un tiempo, y con un grupo de amigos decidimos que no podíamos dejarla morir. Formamos el granate y compramos el primer juego de máscaras en Barva. Desde entonces, comencé a aprender por mi cuenta y a crear las mías propias», relató. .com.

Su taller huele a pintura fresca, fibra de vidrio y barro mojado. Entre moldes y pinceles, Solano combina su oficio de ebanista con el arte de dar vida a personajes como el diablo, la calavera, la giganta o el payaso. Cada mascarilla, detalla, puede tardar entre dos y tres semanas en completarse.

“Antes se usaba papel, pero ahora trabajo con fibra de vidrio porque es más duradero. Hago el molde en barro, aplico la fibra, lo lijo, lo pinto y le doy brillo. Es un proceso largo, pero ver el resultado final vale la pena”, indicó.

Más allá de la técnica, lo que mueve a este fabricante de mascarillas es el amor por la identidad costarricense y el deseo de compartirla con las nuevas generaciones. En Sarchí ya son varios los jóvenes que han comenzado a confeccionar sus propias mascarillas, gracias a los talleres que imparte Solano.

«El conocimiento hay que compartirlo, porque uno no va a estar aquí para siempre. Si no enseñamos a los jóvenes, se pierde la tradición. Por eso me llena de orgullo verlos crear y participar en los desfiles», afirma.

Entre todas las máscaras que ha realizado, una ocupa un lugar especial: la rey kong que recuerda de su infancia.

«Era mi favorito cuando era niño y quería recrearlo a mi estilo. Es una forma de conectar con esos recuerdos y transmitirlos a las nuevas generaciones», dice con una sonrisa.

Algunas de las mascaradas realizadas por Yurgen Solano. Este artista realiza entre 10 y 15 mascaradas al año, aunque ha llegado a realizar hasta 20.

Sin embargo, mantener viva la tradición también tiene sus desafíos. El acceso a materiales como la arcilla, esencial para los moldes, es limitado en la zona.

“Tengo que ir a Santa Ana a conseguirlo”, explica. “Por eso, cuando voy, trato de llevar suficiente durante todo un año”.

A pesar de las dificultades, Yurgen asegura que el cariño de la comunidad y el reconocimiento que ha recibido, incluyendo aparecer en la entrada Masquerade Day Chances, son su mayor recompensa.

Sí, ha cambiado mi vida. Me siento muy agradecido por el apoyo de la gente y por poder compartir este arte con los niños”, afirma.

Cimarrona Los Fiesteros de Sarchí.

Con esperanza, vislumbra un futuro prometedor para esta tradición:

«He visto compañeros que también están pasando el testigo a los jóvenes. Es un ambiente muy bonito y alegre. Creo que dentro de 15 o 20 años las mascaradas seguirán vivas en Costa Rica».

Para Solano, el apoyo institucional y educativo sería clave para fortalecer el legado.

«Sería muy bueno que en los colegios se hicieran talleres o charlas sobre mascaradas, sobre todo en octubre. Hay que inculcar esta tradición desde pequeños», propone.

Y un día como hoy, su mensaje resuena con orgullo nacional:

“Felicito a todos mis colegas mascareros del país. Que no dejemos morir esta hermosa tradición y que la disfrutemos, porque en realidad es un arte, una pasión y parte esencial de nuestra cultura”, concluye este artista tico.