las declaraciones de Jafet Soto Molina contra el Comisión de Arbitraje y su presidente, Enrique Ossesdespués del triunfo de Club Deportivo Herediano Ante Cartaginés, reavivan una polémica que, a estas alturas del torneo, parece más un desvío de atención que una crítica constructiva.
Soto, quien además de ser el técnico del equipo sirve como presidente de Fuerza HeredianaTiene en sus manos prácticamente todas las decisiones deportivas y administrativas del club. No se realiza ninguna contratación o salida sin su aprobación. Por eso, sus palabras pesan –y también se desgastan– cuando se repite el mismo guión cada vez que el equipo atraviesa dificultades.
La realidad deportiva
El Herediano No está fuera de puestos de clasificación por culpa del arbitrajecomo ha insinuado Soto.
Tampoco se debe a decisiones de Marianela Araya, Pablo Camacho o Keylor Herreralos árbitros que el dirigente señaló públicamente tras el partido ante el Cartaginés.
La razón es más simple e interna: propios errores.
El equipo florense ha perdido y empatado partidos durante Fallos técnicos, tácticos y de manejo.tanto del cuerpo técnico como de los jugadores.
Además, el constante cambio de entrenadores ha impedido consolidar una idea de juego, afectando el rendimiento colectivo.
El discurso recurrente
El patrón se repite: cuando el Herediano es contra las cuerdas En su intento por clasificarse, Jafet busca desviar el foco de la conversación hacia los árbitros o la Comisión de Arbitraje.
El problema es que este discurso, más que fortalecer al equipo, lo victimiza y lo distrae de la autocrítica que debe asumir un club con la estructura y la ambición que dice tener.
La crítica pública puede tener su lugar cuando está justificada, pero en este momento es innecesario e inapropiado.
Herediano no necesita presiones en el VAR ni acusaciones al aire; necesita fútbol, estabilidad y resultados.
Un espejo que no miente
El equipo florense es séptimo en la tablaluchando por un lugar entre los cuatro primeros.
Las cifras no reflejan una conspiración arbitral, pero una temporada irregularmarcado por decisiones apresuradas, cambios de dirección y actuaciones individuales por debajo de las expectativas.
Jafet Soto, en lugar de advertir o presionar a los árbitros, debería centrarse en corregir lo que está bajo su control: el funcionamiento del equipo que dirige y gestiona.
Porque si algo está claro es que, a estas alturas, La charla de Jafet sobre el arbitraje es innecesaria.