La clasificación de Cabo Verde para el Mundial de 2026 no fue un golpe de suerte. Detrás de la hazaña histórica del pequeño archipiélago africano hay una estrategia
La clasificación de Cabo Verde para el Mundial de 2026 no fue un golpe de suerte. Detrás de la hazaña histórica del pequeño archipiélago africano hay una estrategia federativa clara, planificada desde hace más de dos décadas: apostar por su diáspora.
De los 25 jugadores que compitieron en las eliminatorias africanas, 14 nacieron fuera del país. La Federación Caboverdiana de Fútbol, consciente de las limitaciones estructurales locales, se ha propuesto desde 2000 identificar jóvenes talentos con raíces caboverdianas nacidos y formados en Europa, especialmente en Portugal, Francia y los Países Bajos.
Gracias a este trabajo, Cabo Verde construyó un equipo competitivo, con experiencia internacional y una base sólida que viene creciendo en desempeño desde hace varios años. El equipo ya había dado aviso de su potencial en las últimas ediciones de la Copa Africana de Naciones, pero ahora dio el salto definitivo: clasificarse para su primer Mundial.
En la fase de clasificación de África para el Mundial de 2026, Cabo Verde compartió el grupo D con Camerún, uno de los gigantes del continente. Contra todo pronóstico, los caboverdianos no sólo compitieron, sino que se impusieron con autoridad.
Cerraron la eliminatoria con 23 puntos en 10 partidos: 7 victorias, 2 empates y sólo una derrota. En la última jornada venció a Eswatini por 3-0, mientras que Camerún no pasó del empate ante Angola. Así, Cabo Verde se quedó con el liderato y con él, el billete directo al Mundial.
Cabo Verde es un archipiélago de sólo 4.033 km² —más pequeño que la provincia de San José, Costa Rica— y con 550.000 habitantes. A pesar de su tamaño y sus limitaciones, supo trazar un plan a largo plazo, aprovechar su diáspora y aprovechar la ampliación del formato del Mundial a 48 selecciones.
Es el sexto país africano en clasificarse, junto a Egipto, Marruecos, Argelia, Túnez y Ghana, y el número 22 a nivel mundial que asegura su plaza en el Mundial que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá.
Un equipo forjado entre islas y capitales europeas, que supo mirar más allá de sus fronteras para soñar en grande. Cabo Verde demostró que la planificación, la identidad y la visión a largo plazo también desempeñan un papel.
