Lo ves todos los días en los 5.000 boletos de Colones, pero detrás de ese retrato está la vida y el legado de Alfredo González Flores, el vigésimo treinta presidente de Costa Rica y uno de los pocos líderes nacidos en la provincia de Heredia. Hijo de Don Domingo González Pérez y Doña Lemberta Flores Zamora, asumieron la presidencia en 1914 con solo 37 años de edad (Ver video adjunto).
Su llegada al poder fue particular: las elecciones de ese año no alcanzaron el mínimo requerido y el Congreso lo nombró como presidente. Decidió entre 1914 y 1918, aunque su mandato fue interrumpido por un golpe de estado encabezado por su propio ministro de guerra y presunto amigo cercano, Federico Tinoco.
A pesar de esto, la huella dejada por González Flores en la historia nacional sigue viva. Es reconocido como uno de los pioneros del estado de bienestar costarricense. Fue el creador de la primera banca pública en el país, colocando los fundamentos del sistema financiero estatal actual. Además, promovió la base de la escuela normal, una institución clave para la capacitación de los maestros, y su hermano Luis Felipe, entonces Secretario de Educación, promovió la creación de la Junta Nacional de la Infancia (PANI).
La tierra que ocupa el Museo de la Cultura Popular pertenecía hoy a su familia, un recordatorio tangible de su vínculo con Heredia y con la vida cultural costarricense.
Más de un siglo después, la figura de Alfredo González Flores nos invita a reconocer que, aunque los tiempos cambian, la memoria histórica sigue siendo esencial para entender quiénes somos y hacia dónde vamos como nación.