septiembre 5, 2025
Costa Rica

Las comunidades indígenas y ambientales de la demanda de Jäküii-Pacare de detener nuevas presas – Reporte Tico

  • septiembre 5, 2025
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Río Grande de Térraba. Ilustración San José, 5 de octubre (Elpaís.cr). Reunión+10+20+20+20+20+20+20+ Durante cuatro días, representantes de más de 30 comunidades en Turrialba, el Caribe, el Sur y

Las comunidades indígenas y ambientales de la demanda de Jäküii-Pacare de detener nuevas presas

 – Reporte Tico

Río Grande de Térraba. Ilustración

San José, 5 de octubre (Elpaís.cr). Reunión+10+20+20+20+20+20+20+

Durante cuatro días, representantes de más de 30 comunidades en Turrialba, el Caribe, el Sur y el Pacífico, junto con los grupos ambientalistas nacionales e internacionales, discutieron la defensa de los ríos, la justicia ambiental y el futuro del modelo de energía en Costa Rica. La declaración final de la reunión exige un cambio profundo: que los ríos dejan de ser vistos como bienes y que son reconocidos como sujetos de los derechos.

Ríos vivientes, pueblos vivientes

Para los participantes, la defensa de los ríos es inseparable para la defensa de la vida. «Cada río libre y libre garantiza la vida del planeta, mantiene ecosistemas, proporciona alimentos, cultura, recreación y espiritualidad. Los ríos son activos colectivos de la naturaleza al servicio de las personas», dice el documento firmado.

El manifiesto advierte que más de la mitad de los ríos del planeta han sido respondidos o explotados para la generación hidroeléctrica y otros fines, causando el desplazamiento forzado de miles de comunidades y la pérdida irreversible de biodiversidad. De los 177 ríos más largos del mundo, solo se libera un tercio y solo 21 superan los 1,000 kilómetros del mar, según los datos de Rivers International Rivers.

Crítica del modelo de energía

La reunión informó que, bajo el discurso energético «limpio» y «sostenible», se oculta un modelo extractivista que continúa beneficiando a las élites nacionales e internacionales a expensas de las comunidades del mundo.

«Las materias primas del sur están húmedas de sangre, mientras que en el norte, los gobiernos y las corporaciones tienen la ilusión de una transición de energía verde. De hecho, se perpetúa un sistema colonial de explotación ilimitada de la tierra y la gente», dijeron organizaciones.

En Costa Rica, dijeron, las decisiones energéticas se han concentrado históricamente en las empresas gubernamentales, privadas y técnicas, sin la participación real de las comunidades. Requieren que el modelo eléctrico sea democrático, inclusivo y dirigido a la bienvenida de los pueblos, con electricidad reconocida como una ley humana.

«Elimina la presa, no más»

El documento establece que los prisioneros deben ser eliminados gradualmente, luego de ejemplos de Europa y Estados Unidos, donde se han demolido cientos de embalses en los últimos años. «No hay una forma científica de justificar las plantas hidroeléctricas como energías limpias o renovables. Hablando de» flujos de compensación «es una tontería del plan de estudios de impacto ambiental».

El Pacare, uno de los ríos más emblemáticos de Costa Rica y el símbolo de la resistencia comunitaria contra los megaproyectos hidroeléctricos, se estableció como un ejemplo de lucha y resistencia. El objetivo prioritario, acordaron, es mantenerlo libre para siempre y declarar a Ramsar, bajo la Convención de 1971 para la protección de humedales de importancia internacional.

Defensa del hielo y rechazo de la privatización

Las comunidades también rechazaron el proyecto legislativo 23,414, que según los signatarios tiene como objetivo privatizar el sistema eléctrico con el vestido de «armonización». Se aseguraron de que esta iniciativa debilita el Instituto de Electricidad Costa Ricica (ICE) y aniquila los principios de solidaridad, equidad y cobertura universal del servicio público.

«Defenderemos el hielo como una entidad social pública, pero exigimos respeto por las comunidades y ríos. La información completa, el diálogo y el consenso con la sociedad son condiciones inalienables», dijeron.

Pueblos nativos en el Centro de Defensa

El manifiesto recuerda que cualquier proyecto en los territorios indígenas debe tener una consulta previa, libre e informada, de conformidad con la ley indígena de 1977 y la Convención 169 de la OIT, ratificada por Costa Rica en 1992. «Los territorios no son áreas de intervención o construcción, son espacios de vida que deben respetarse».

La voz de los pueblos nativos fue fundamental para la reunión: «Nuestros ríos, bosques y territorios son productos colectivos, no bienes. La venta de la naturaleza es vendernos a nosotros mismos.

Solidaridad y riesgos internacionales para los defensores ambientales

La reunión también expresó su solidaridad con los pueblos que defienden el agua y los territorios en todo el mundo, recordando que este trabajo implica grandes riesgos. Según Global Witness, entre 2012 y 2023, más de 2,100 personas defensores y el medio ambiente fueron asesinados, y solo en 2023, en 196 murió.

También condenaron el genocidio contra el pueblo palestino y la criminalización de los movimientos sociales en diferentes regiones del planeta, reafirmando que «cuidar la vida del planeta no es terrorismo».

Una alianza diversa

La declaración fue firmada por representantes de las comunidades de Cabécares, Bribris, Ngäbes y Térrabas, así como por los sectores campesinos de Turrrialba, Pérez Zeledón, Puntarenas y Buenos Aires de Puntarenas, junto con organizaciones ambientales nacionales e internacionales.

Entre los pueblos participantes se encuentran Santubbal, Nimarí ñak, Alto Pacare, Sixaola, Terraba, Curre, Monteverde, Longo Mai, Guacimal y Punta Morales, entre otros.

«No tenemos miedo»

El cierre de la reunión reafirmó la determinación de continuar la defensa de los ríos, a pesar de los riesgos. «Sabemos que defendemos los derechos de la Tierra en un momento de autoritarismo político y criminalización brutal. Pero no tenemos miedo: continuaremos organizando, para cuidar la vida del planeta», concluye el comunicado.

Resistencia contra la presa en Costa Rica

1980 – Pacare bajo amenaza
El Instituto de Electricidad Costaz (ICE) promovió un megaproyecto hidroeléctrico en el río Pacare. La oposición de comunidades locales, ciudades y ambientalistas nacionales e internacionales detuvo el plan. Pacare se consolidó como un símbolo de lucha ecológica.

1990 – Ley 7200 y privatización parcial
La aprobación de la Ley 7200 abrió la puerta a la generación de electricidad privada. Las organizaciones sociales denunciaron que, bajo el discurso de modernización, se alentó la explotación privada de los ríos.

2000 – Expansión de proyectos privados
En regiones como los proyectos de Pérez Zelledón, Turrialba y Sarapiquí aparecieron en una escala más pequeña que enfrentaba la resistencia local. Las comunidades indígenas y campesinas denunciaron la falta de consulta y el daño ambiental acumulado.

2015 – Movilización en defensa del río Shatter
Las comunidades y organizaciones lograron detener la construcción de presas en Savre, hoy reconocidas como una reserva de biosfera por la UNESCO.

2017 – Figh Interraba y Coto Brus
Las aldeas originales denunciaron la falta de consulta en proyectos hidroeléctricos en el río, afectando directamente a los territorios indígenas.

2023 – Tendencia internacional a demoler presas
En Europa, 487 presas fueron eliminadas y en los ríos de los Estados Unidos fueron liberados durante más de un siglo, como Klamat. Estos ejemplos alimentan la convicción de que Costa Rica tiene que elegir lanzar, y no la presa, sus ríos.