Los estereotipos y los «zoomies» llamados son comportamientos que muchos tutores de perros observan a diario, aunque rara vez se entienden en profundidad. A primera vista, pueden parecer similares, ya que ambos implican movimientos repetitivos o repentinos del animal, pero sus causas, contextos y significados son muy diferentes. Si bien los zoomies son explosiones de energía momentánea, los estereotipos pueden ser signos de un problema de comportamiento o estrés acumulado.
Los «zoomies», cuyo nombre técnico es FRAP (períodos de actividad aleatorios frecuentes), se manifiestan como carreras repentinas y no controladas, generalmente acompañadas de saltos y movimientos erráticos. Son comunes en perros jóvenes o después de períodos de inactividad y generalmente no indican un problema. De hecho, en la mayoría de los casos, reflejan un estado de bienestar o liberación de energía acumulada, y desaparecen en unos minutos sin dejar secuelas.
Por otro lado, los estereotipos son comportamientos repetitivos y persistentes sin un propósito aparente, como lamer, morder o caminar compulsivamente en círculos constantemente. A diferencia de los zoomies, no surgen en respuesta a una emoción específica, sino como una expresión de estrés crónico, aburrimiento o ansiedad. En estos casos, el perro puede estar manifestando una necesidad unataria, y es esencial observar el medio ambiente, el estado de rutina y emocional del animal para identificar la causa raíz.
Frente a estos comportamientos, la observación atenta es fundamental. Si bien los zoomies no requieren intervención a menos que representen un riesgo físico, los estereotipos deben abordarse con la ayuda de un veterinario o etólogo. Proporcionar suficiente estimulación física y mental, mantener una rutina estable y generar un ambiente enriquecido puede marcar la diferencia entre un perro equilibrado y uno que sufre en silencio.