Según el ministerio público, el 94% de los asesinatos de culpabilidad en Costa Rica provienen de accidentes de tráfico.
El fiscal advierte que la mayoría de estos hechos están asociados con la velocidad de desbordamiento, bajo la influencia del alcohol y la falta de respeto contra las señales de tráfico.
La conciencia de un conductor o una distracción actual puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
El fiscal Omar Jiménez, especialista en el contenido de la capacitación del ministerio público, indica que estos crímenes no se caracterizan por la intención de causar daños, sino por la negligencia de los involucrados.
«Cuando hablamos de asesinatos culpables, nos relacionamos con un hecho real en el que la muerte de una persona se debe a negligencia o falta de atención. Cualquiera que no quisiera el hecho de que la víctima murió, pero causó su negligencia», dijo Jiménez.
Según el fiscal público, la mayoría de los asesinatos culpables están relacionados con el tráfico de vehículos.
«El 94% y hasta el 96% de los asesinatos culpables ocurren en eventos de tránsito. Esta es la mayoría de los casos con los que estamos expuestos en Costa Rica. También pueden ocurrir en otras áreas, aunque en menor medida, como las malas prácticas médicas o las actividades industriales riesgosas en las que los protocolos de seguridad se desglosan en la práctica profesional.
El Ministerio Público lleva a cabo un proceso exhaustivo para determinar las responsabilidades en este tipo de hechos. La colección de evidencia técnica y científica es la clave para la reconstrucción de la escena y para determinar qué medidas han llevado a la muerte de la víctima.
Según el fiscal público, la evidencia debe contar una historia que les permita comprender cuál era la causa efectiva de la muerte y quién no existía.
Los suministros más importantes incluyen pruebas de alcohol, los bocetos de los lugares donde los accidentes, testigos y registros de cámaras han tenido lugar cerca. Además, los expertos forenses analizan las pistas de frenos, los restos de vehículos y lesiones para que las víctimas comprendan la dinámica del hecho.
«Un charco de petróleo, el punto de impacto, la huella de freno o el cuerpo de los sueños nos ayudan a reconstruir la secuencia de eventos y a determinar la responsabilidad», dijo el fiscal Jiménez.
El asesinato culpable se establece en la legislación de costarricense con castigos que se extienden de seis meses a seis años de prisión. Sin embargo, si los hechos están relacionados con el consumo de alcohol o drogas, la condena puede estar entre uno y diez años de prisión.
La ley también incluye sanciones adicionales, como la descalificación para conducir vehículos o para ejercer ciertas profesiones. En el caso de la mala conducta médica, por ejemplo, se puede suspender el derecho a la práctica profesional.
«Esto trata de evitar que una persona informe y, al mismo tiempo, concluyó la reacción del estado de acuerdo con la gravedad del comportamiento. La negligencia de alguien que nunca ha multado el tipo de procesamiento habitual», dijo Jiménez.
En Costa Rica entre 2019 y 2024, las estadísticas de los asesinatos culpables fueron entre 400 y 600 casos anuales. En la primera mitad de 2025, los números ya están en esta área, lo que refleja que se mantiene el problema con alta incidencia.
El fiscal le pidió a la población que pensara en la responsabilidad que implica cada acción en el volante.
«A veces es una negligencia menor, una segunda distracción que termina en la muerte de una persona. Por lo tanto, insistimos en lo importante que es respetar los estándares e impulsar preventivos», dijo Jiménez.
El portavoz agregó que la formación y la conciencia de los ciudadanos son de importancia fundamental para reducir estos hechos: «Siempre que tome el volante, pregunte qué reglas son las reglas, qué hacer y qué las circunstancias pueden cambiar. No actúe lo que sucede, pero mantenga antes de que un semáforo alto o rojo sea una acción simple que puede salvar una vida».
El ministerio público insiste en que solo los castigos y las sanciones no serán suficientes si la cultura de la calle no cambia. El compromiso de los conductores y la inspección de las autoridades deben ir de la mano para reducir los asesinatos de culpabilidad.
«Cada vez que llevamos a cabo una actividad riesgosa, como en la calle, estamos obligados a cumplir con las reglas definidas. El respeto por la ley y la vida de los demás no es opcional», concluyó el fiscal.