SAN JOSÉ, 8 de julio (Elpaís.cr) – La acción humana ya ha dejado una clara marca en el clima de América Central, incluida Costa Rica.
Esto fue completado por un equipo internacional de científicos, una sesión de la Universidad de Costa Rica (UCR), después de verificar que las alteraciones recientes en los eventos climáticos extremos, como las ondas de calor, las fuertes lluvias o las noches inusualmente cálidas, no respondan exclusivamente a las variaciones naturales del planeta, pero se pueden atribuir directamente al cambio en el clima antópico.
Los estudios de estudio, publicados en el cambio climático, son abrumadores: la región está experimentando un cálido que no puede explicarse sin actividad humana como un factor principal. En Costa Rica, por ejemplo, se detectó un signo robusto de la huella en eventos anuales y extremos. Además, se encontró una tendencia a una mayor aridez que afecta especialmente a las áreas ya vulnerables como Guanacaste.
El equipo de investigación estaba formado por 12 especialistas en física, meteorología, estadísticas, ciencias de datos y geografía. Estos incluyen al Dr. Hugo Hidalgo, del Centro de Investigación Geofísica (CIGEFI) y el Centro de Investigación en Matemáticas Pure y Aplicada (CIMPA); Shu Wei Chou Chen, de la Escuela de Estadísticas; y otros académicos de centros como la Universidad de California, la Universidad de Bolonia y el Instituto Meteorológico Japonés.
Evidencia inequívoca del impacto humano
«La realización más importante es que hay un cálido en América Central que no puede explicarse solo por causas naturales», dijo el Dr. Hugo Hidalgo.
Al analizar varios índices climáticos: temperatura, precipitación, aridez, evapotranspiración potencial: los investigadores determinaron que los humanos inducidos por el calentamiento global están causando noches y días cálidos, mientras que se reducen las noches y días fríos.
Este cambio térmico tiene repercusiones directas. «Si la temperatura también aumenta, esto afecta los cultivos, la vegetación, la disponibilidad del agua y puede aumentar el riesgo de fuego», dijo Hidalgo.
En áreas como el corredor seco de América Central, que incluye Guanacaste en Costa Rica, el impacto puede ser grave, incluso si las lluvias no muestran grandes alteraciones, debido a la mayor evaporación.
En términos de lluvia, los resultados fueron menos consistentes a nivel regional, aunque se detectaron tendencias en subregiones como la costa del Caribe de Nicaragua, donde se observan lluvias más intensas y concentradas, como resultado del calentamiento atmosférico. Esto se debe al hecho de que una atmósfera más caliente puede retener más humedad, lo que aumenta la posibilidad de tormentas cortas pero severas.
Enfoque metodológico riguroso
Para confirmar estos resultados, los investigadores aplicaron tres métodos diferentes. El primero, basado en modelos climáticos de la pintura del cambio climático intergubernamental, comparó simulaciones del mundo con y sin influencia humana durante 500 años. Este enfoque fue el que mostró los resultados más amplios en la detección de la huella humana.
El segundo método, dirigido por el Dr. Chou Chen, utilizó datos de observación y técnicas estadísticas para generar simulaciones de un mundo «humano», aislando el impacto del calentamiento global inducido por la actividad humana. El tercer enfoque fue híbrido: simulaciones combinadas basadas en observaciones y modelos climáticos para contrastar los efectos naturales y antrópicos.
Las regiones estudiaron áreas cubiertas desde Belice-Yucatán-Petén hasta el costarricen del Norte del Pacífico, a través del centro-oeste de Honduras y el Caribe Central.
Consecuencias para la política pública
Más allá de su valor científico, esta investigación proporciona datos fundamentales para la toma de decisiones públicas en América Central, una de las regiones más vulnerables del planeta en el cambio climático.
«Con una certeza estadística del 95 %, podemos decir que muchas variables cambian por acción humana. Esto debe advertir a los responsables de la decisión de prepararse contra un mundo más cálido», dijo Hidalgo.
Este tipo de estudio permite, por ejemplo, prever qué esquinas o regiones enfrentarán propósitos más grandes, facilitando la planificación territorial, la gestión del agua, la gestión de riesgos y la adaptación climática.
Además, ofrece información actualizada a los municipios y autoridades nacionales responsables de proteger los ecosistemas, garantizar el suministro de agua o prevenir los desastres.
En palabras del Dr. Hidalgo, «es crucial que los responsables de las políticas públicas, especialmente en Costa Rica, tengan estos resultados como una señal clara de que ya no hablamos sobre escenarios futuros, sino de los cambios que ocurren en este momento y requieren medidas urgentes».
Nuevas líneas de investigación
La investigación también abre el camino a los nuevos proyectos. El equipo dirigido por Hidalgo Works en el análisis de ciclones tropicales que afectaron a Costa Rica y Nicaragua entre 2016 y 2022. Buscan determinar si la mayor proximidad de estos fenómenos en las costas se debe a causas naturales o al cambio climático.
También están desarrollando una tasa de riesgo asociada con ciclones y simulaciones para predecir su comportamiento en futuros escenarios.
La confirmación de la huella humana en el clima de América Central refuerza la necesidad de políticas ambientales ambiciosas, cooperación regional y un mayor apoyo para la investigación científica. Como enfatiza el estudio, no se trata solo de adaptarlo, sino para mitigar el daño continuo y evitar futuras catástrofes en una región donde el clima ya ha cambiado y donde el precio de la inacción puede ser muy alto.