Hace 50 años, el 29% de los ticos trabajaron en el sector agrícola. Sin embargo, en los primeros tres meses de este año, el número es solo 9%: el campo está vacante y, al mismo tiempo, envejece. Este fenómeno no solo es alarmante, sino que también refleja transformaciones profundas en el tejido social y económico de Costa Rica, afectando las dinámicas de trabajo y las futuras generaciones de agricultores.
Según Óscar Arias Moreno, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), la situación es preocupante. La edad promedio de los empleados en el sector agrícola está aumentando y se aproxima a la de las personas mayores, lo que solo exacerba el problema de la falta de mano de obra joven en el campo.
“La edad agrícola promedio tiene 53 años, lo cual es imposible de continuar. Es preocupante porque significa que los niños de los agricultores no se quedan en el negocio familiar,” explica Arias, evidenciando un fenómeno que requiere atención inmediata.
A juicio del representante agrícola, este fenómeno está completamente asociado con la rentabilidad del negocio agrícola. Desde el segundo trimestre de 2023, la producción no ha alcanzado cifras superiores a las del mismo período del año anterior. Este desplome en la producción es un claro indicativo de que la actividad agrícola enfrenta serios retos.
Por ejemplo, en el primer trimestre de este año, se produjo un 6.6% menos en comparación con el primer trimestre de 2024, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR). Estas cifras llevan a cuestionar no solo el futuro del sector, sino también la sostenibilidad de las economías rurales y el bienestar de las familias que dependen de esta actividad.
“En un papá puedes ver al hombre de 55 o 60 años con una bomba en la parte posterior hoy, pero el hijo que fue a la escuela e intenta entrenar en la universidad no se pondrá una bomba de espaldas. Sin embargo, podría ir a asar cuando implementemos un dron,” señala el presidente de la CNAA, sugiriendo que la tecnología puede cambiar la cara del sector.
Él ve en la tecnología la herramienta ideal para «enamorarse» nuevamente de la agricultura, atrayendo a los jóvenes hacia las empresas familiares. Esto significa que el ciclo agrícola puede mantenerse activo, lo que es crucial para que el país no pierda su identidad y capacidad de producción agrícola, pudiendo ser transformada hacia otras actividades productivas.
Guido Vargas, secretario general de la Unión Nacional de Productores Agrícolas Pequeños y Medianos (National UPA), menciona que el envejecimiento de la fuerza laboral agrícola no es exclusivo de Costa Rica, pues también se refiere a otros países que han tomado medidas para revertir esta tendencia. Este es un problema global que merece atención, y es un llamado a buscar soluciones efectivas.
“Hay países que invierten en apoyo técnico, transferencia de tecnología, investigación científica e inteligencia artificial, así como en la búsqueda de nuevos mercados. […] Sí, tenemos un gran problema de alivio para generaciones, pero no es solo responsabilidad de los agricultores,” dijo Vargas. Esta postura enfatiza la necesidad de un esfuerzo colectivo que involucre a varios actores en la solución del problema.
La CNAA respalda los criterios de Vargas sobre el papel del Estado para aumentar la productividad y garantizar la participación de los jóvenes en la agricultura. Muchos de ellos ahora buscan actividades económicas mejor remuneradas y con mayores oportunidades de desarrollo personal. Esto deja al sector agrícola en una situación crítica si no se toman medidas urgentes.
“Trabajé mucho en la zona norte y lo veo allí [la pérdida de interés de los jóvenes]. También lo veo en el zona fronteriza y en la península de Nicoya. Allí se decidió optar por el turismo, mientras que la agricultura fue completamente abandonada,” dice Arias, un testimonio claro de la crisis que enfrenta el campo.
En una reciente conferencia de prensa con ocasión del Día Nacional del Campesino, los representantes del sector han solicitado al gobierno un enfoque renovado hacia la agricultura, que incluya políticas económicas favorables, mejores condiciones de crédito, acceso a tecnologías modernas y programas de capacitación. Esto podría ayudar a revitalizar el sector agrícola y mantenerlo relevantemente activo, esencial para el bienestar y desarrollo de la nación.
“La agricultura es un negocio a largo plazo. Tenemos que construir un modelo para los próximos 30 años, porque el modelo que tuvimos hasta ahora ha puesto en evidencia que ya no es efectivo. Nos agarró tarde para discutir el nuevo modelo. Porque la nueva generación está aquí,” concluyó el presidente de la CNAA, impulsando una reflexión necesaria sobre el futuro del sector agrícola en el país.