San José, 15 de mayo (Elpaís.cr) .- La oficina del defensor del pueblo ha vuelto a levantar la voz en defensa de los derechos fundamentales de la población migrante. En esta ocasión, se exige una respuesta clara y concreta al Ministerio de Educación Pública (MEP) sobre las medidas que se están tomando para asegurar el derecho a la educación de los menores en el Centro de Atención Temporal para los Migrantes (Catem) Sur, localizado en Ciudad Neily.
La mayoría de estos menores son niños y adolescentes que han sido deportados recientemente desde los Estados Unidos.
La solicitud del Defensor del Pueblo es parte de su función de vigilancia, inspección y control sobre la situación de los migrantes, quienes han ingresado al país desde el 20 de febrero. Mediante esta acción, se busca garantizar que estos jóvenes obtengan una educación adecuada, cumpliendo así con sus derechos fundamentales.
En su informe más reciente, presentado el 9 de mayo ante la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, el Defensor del Pueblo catalán mencionó que, durante su visita al Sur Catem, había un total de 26 menores en el sitio.
Una aplicación para la infancia en tránsito
Esta nueva solicitud institucional surge a raíz de un informe de la Junta Nacional de Niños (PANI), que comunicó al defensor del pueblo catalán que ha estado en contacto con un diputado para discutir la transferencia de responsabilidades en relación al derecho a la educación de los niños migrantes.
Como resultado de esa comunicación, el defensor del pueblo ha solicitado formalmente al Ministerio de Educación un informe exhaustivo que detalle las medidas implementadas en el South Catem, así como la coordinación interinstitucional que ha tenido lugar alrededor de esta problemática.
Desde su oficina, se ha requerido claridad respecto a la colaboración entre el MEP, el PANI, las autoridades de inmigración, las organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones relevantes. El objetivo es garantizar un acceso real y efectivo a la educación de los menores en situación de deportación.
El derecho a aprender no debe verse detenido por factores de frontera. Uno de los aspectos fundamentales de esta solicitud se centra en un enfoque educativo que contemple las particularidades de esta población vulnerable.
El documento insta al MEP a considerar factores como el idioma nativo de los niños, sus costumbres, el nivel educativo previo y el grado de escolarización que han alcanzado. Además, solicita que se aclare si el ministerio ha brindado orientación a las familias sobre los servicios educativos disponibles.
El defensor del pueblo también requiere información sobre las lecciones impartidas, además de las actividades complementarias como tutoriales, refuerzos escolares, apoyo lingüístico y programas que fomenten el respeto por la diversidad cultural.
Asimismo, se ha preguntado si el MEP cuenta con un protocolo específico para tratar el acceso a la educación en contextos de migración forzada o retorno.
Sin respuesta
La respuesta inicial del Coto de Gestión de Educación Regional, con sede en Ciudad Neily, fue una solicitud para extender el plazo para la entrega de la información requerida. Se hizo hincapié en que se están llevando a cabo labores relacionadas con las escuelas en la zona y que los miembros también participan en otras actividades vinculadas al Consejo de Participación de la Comunidad.
Este retraso es motivo de preocupación, dada la urgencia de la situación. Para el defensor del pueblo, el acceso inmediato a la educación para los niños migrantes no puede ser postergado. Cada día que transcurre sin que estos menores estén integrados en el sistema educativo representa una violación directa de sus derechos y una pérdida irrecuperable para su desarrollo integral.
Entre el deber legal y la deuda institucional
El artículo 78 de la constitución política de Costa Rica establece que la educación es un derecho fundamental y un deber del estado. Adicionalmente, ha ratificado diversos instrumentos internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño, que comprometen a los estados a tomar medidas para garantizar el acceso a la educación de todos los niños sin ninguna forma de discriminación.
En este contexto, la situación en el Southern Catem representa un desafío institucional significativo: garantizar que estos niños y adolescentes no queden en un limbo educativo mientras se resuelven sus procesos migratorios. Para las organizaciones sociales y los defensores de los derechos humanos, la respuesta del estado debe ser inmediata y adaptada a las necesidades específicas de esta población.
Llamado a la acción interinstitucional
La intervención del defensor del pueblo catalán es parte de un proceso más amplio de supervisión y control sobre el impacto de las políticas migratorias en los derechos de la infancia. En las últimas semanas, diversas organizaciones han señalado la necesidad de una coordinación más eficaz entre las instituciones para responder adecuadamente a las necesidades de la población migrante, especialmente en lo que respecta a los niños.
Los principales desafíos identificados incluyen la falta de protocolos específicos, la debilidad en la articulación interinstitucional, la escasez de personal capacitado en derechos humanos y educación intercultural, así como la ausencia de materiales educativos adecuados para atender a niños en tránsito o con interrupciones significativas en su proceso educativo.
Educación como refugio y reparación
Más allá del mero cumplimiento legal, ofrecer acceso a la educación a niños migrantes deportados representa una oportunidad crucial para proporcionarles un ambiente de estabilidad, seguridad y desarrollo emocional. Para muchos de estos jóvenes, el aula puede convertirse en un espacio de refugio y reparación tras experiencias de desarraigo, violencia o trauma.
En este sentido, el defensor del pueblo ha destacado la importancia de integrar elementos psicoemocionales y culturales en la respuesta educativa. El respeto por la diversidad, la inclusión y el apoyo integral deben estar en el centro de cualquier intervención estatal diseñada para esta población.
Lo que sigue: vigilancia, respuesta y compromiso. Aunque se espera la respuesta oficial del MEP, el defensor del pueblo ha reiterado su intención de seguir monitoreando la situación en el South Catem y de solicitar informes periódicos sobre el cumplimiento de los derechos de los niños migrantes. Este caso ha sido presentado ante la Asamblea Legislativa, lo que podría impulsar un mayor escrutinio político e institucional.
La situación plantea una interrogante fundamental: ¿están las instituciones estatales preparadas para responder de manera efectiva y humana a los nuevos desafíos migratorios que enfrenta ? El defensor del pueblo insiste en que la respuesta no puede ser ambigua o demorada. La infancia migrante no puede esperar.