julio 13, 2025
Sucesos

Proyectos de facturas con la intención del drama de los residentes de la milla de la frontera norte

  • mayo 11, 2025
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Las casas ya existían y las comunidades también. Sin embargo, en 1994, se introdujo la clasificación de «Refugio de la Vida Silvestre». Esto forzó a docenas de pueblos

Proyectos de facturas con la intención del drama de los residentes de la milla de la frontera norte

Las casas ya existían y las comunidades también. Sin embargo, en 1994, se introdujo la clasificación de «Refugio de la Vida Silvestre». Esto forzó a docenas de pueblos en la frontera norte a lidiar con una restricción ambiental que les impide no solo el crecimiento, sino también el acceso a derechos formales sobre la tierra que han habitado durante décadas. Esta situación ha generado un gran descontento y ha limitado su capacidad de desarrollo y mejora de calidad de vida.

Más de 53 centros poblados se encuentran en los alrededores de esta área fronteriza, lo cual les impide acceder a servicios básicos como agua potable y electricidad, así como a un espacio de vida digno y al desarrollo de sus comunidades. Un proyecto en marcha busca mejorar la insatisfacción en estas áreas sin comprometer la protección ambiental, lo cual es un balance delicado que se está intentando lograr.

A lo anterior se suma el hecho de que los residentes carecen de derechos de propiedad, ya que toda la zona a dos kilómetros de la frontera es considerada propiedad del estado.

Según cifras aproximadas del Instituto de Desarrollo Rural (Indder) y el Ministerio de Medio Ambiente y Energía (Minae), cerca de 5,000 familias residen en la frontera norte, un área que se extiende dos kilómetros a lo largo de la línea divisoria con Nicaragua, abarcando localidades como Upala, Los Chiles, Pococ y Sarapiquí. Esto pone de manifiesto una problemática exacerbada por las restricciones existentes.

Recientemente, un informe de 7 días destacó la difícil situación en que viven estas familias bajo el título de «La milla de olvidar»; un reflejo de cómo las inversiones públicas no han llegado a comunidades como Isla Chica, Santa Fe, Punta Cortés, La Trocha y Cuatro Esquinas, que requieren urgentemente apoyo en infraestructura y servicios.

«La gente ha vivido ahí por generaciones. Hay personas que tienen 80 o 90 años, y la restricción del refugio se impuso cuando ya había población. No fue al revés», expresó Darío Guzmán, director del desarrollo rural de Indder, en una entrevista sobre la situación vivida.

Ahora, el Indder, en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente y Energía (Minae), reconoce que la situación para las comunidades que se encuentran dentro del refugio vive un estado de insatisfacción. La meta es facilitar a los residentes que puedan asegurar sus hogares por un periodo de hasta 25 años, además de captar inversiones para obras públicas en sus comunidades.

El cantón piloto para revertir estas condiciones es Los Chiles, donde se están realizando censos poblacionales, encuestas topográficas y estudios ambientales con el fin de determinar cuáles áreas del refugio podrían ser consideradas para un desarrollo sostenible.

«Esto no se trata solo de eliminar un área de golpe. Debemos demostrar cuál es la carga biológica actual, cuánto se ve afectado y cómo se podría compensar. Esto no es un proceso superficial; se trata de una verdadera remuneración ambiental,» afirmó Guzmán con firmeza.

A pesar de que el proceso por cantón es lento, el Indder ha presentado un proyecto de ley que ya está en consideración legislativa, proponiendo un resultado más ágil: crear un estándar específico para el manejo de esta área de protección fronteriza, permitiendo así operar conforme a criterios técnicos y regulaciones del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) para dar certidumbre a los residentes afectados.

Este es el proyecto número 24,718, titulado «la ley para regular las comunidades formadas en la naturaleza de la frontera norte», que busca establecer un marco legal y regulatorio claro.

Sin títulos, pero con concesiones

Aun si se eliminan las restricciones del refugio en las zonas pobladas, el dilema no termina ahí. La condición del territorio fronterizo, que se califica como «incompatible e impresionante», evita la posibilidad de obtener títulos de propiedad, salvo que esos títulos existieran antes de 1888 (en la frontera norte) o 1914 (en el sur).

Por ende, la forma más efectiva de otorgar certeza legal a los residentes es mediante concesiones de 25 años renovables. Esto les permitiría acceder a servicios básicos como agua, electricidad y conexiones residenciales.

«La mayoría de las casas son ranchos y carecen de condiciones adecuadas. Con estas concesiones, las familias pueden optar a bonos de vivienda que mejoren sus casas y su entorno,» explicó el director de desarrollo rural.

Un refugio sin la jungla

Aunque se protege la fauna silvestre en la zona, la realidad del paisaje dista de la imagen idílica de una jungla rica en biodiversidad. Según informes del equipo técnico del Indder, el área alberga extensas cosechas de productos como cítricos y piñas, que no eran parte del ecosistema original y que han generado preocupaciones sobre su impacto.

El viceministro de Medio Ambiente, Jorge Rodríguez, reconoce que las condiciones de estas áreas no se alinean con las propiedades de protección esperadas.

Es evidente que estas aldeas han intervenido intensamente en el ecosistema de la región, lo que afecta la calidad de los servicios ecosistémicos disponibles, en contraposición a las áreas protegidas que no han sido alteradas,» afirmó Rodríguez.

Para Guzmán, la decisión sobre la conservación del medio ambiente pudo haber sido bien intencionada, pero no se consideró que ya existían comunidades establecidas en esas zonas. El proceso legislativo para abordar las áreas diagnosticadas en Los Chiles se encuentra actualmente en desarrollo. Dependiendo del avance de este procedimiento, podrían implementarse soluciones en otros cantones que enfrentan desafíos similares.

Otro proyecto

Adicionalmente, hay una iniciativa concerniente a estas familias: el proyecto 24,670, «La ley para lograr el país de las tiras fronterizas administradas por el Indder con las repúblicas de Nicaragua y Panamá para entregar títulos de propiedad a sus residentes».

Según Eliécer Feinzaig, representante del Partido Liberal Progresista (PLP), el primer artículo del proyecto establece que las tierras administradas por Indder pueden ser consideradas para su uso actual. Asimismo, el Artículo 12 señala que, según las condiciones en la legislación vigente, estas áreas podrían estar justificadas para regularización.

«A pesar de que se ha catalogado como un patrimonio natural del estado, la realidad es que se trata de propiedades que han sido ocupadas durante largo tiempo por familias, por lo que se debe reconocer que estas tierras pueden mantenerse,» concluyó Feinzaig.

En este momento, estas iniciativas son apenas propuestas que aún requieren ser concretadas. Mientras tanto, cientos de familias continúan a la espera de una solución que les permita vivir con dignidad.