El cierre del famoso estadio Miguel «Lito» Pérez, situado en Puntarenas, ha dado lugar a un intenso debate que se ha prolongado durante dos días. Este evento se produjo durante la primera etapa de la competición entre PUNTARENAS FC y ALAJUELENSE. La situación provocó inquietud entre los aficionados y los directivos de los clubes, pero el Ministerio de Salud fue enfático en sus declaraciones el pasado viernes: La responsabilidad por este cierre recae en las autoridades del municipio de Puntarenas, que durante años no han respondido adecuadamente a las múltiples solicitudes para realizar una evaluación estructural de la propiedad.
El ministro de salud, Mary Munive, fue claro al señalar que el cierre no está relacionado con cuestiones deportivas, sino que está fundamentado en preocupaciones de seguridad y en la prevención de fallas estructurales graves que podrían poner en riesgo a los asistentes.
En una conferencia de prensa, Munive comentó: “Le dije a Don Héctor (Trejos, presidente del club): Esto no es para sabotear el campeonato. Créeme, esto no es para sabotear un campeonato. ¿Cuántos años tendrán que pasar? ¿Cuántos años fueron necesarios para solicitar y elaborar el informe?”
Desde el año 2012, el Ministerio ha emitido numerosas alertas al municipio sobre el deterioro del estadio, pero, hasta la fecha, no han recibido respuestas concretas. El informe más reciente, que finalmente llevó al cierre del recinto, expuso fisuras estructurales, pérdida de sección en soportes, y la presencia de grietas en columnas y vigas del estadio.
Además, Munive señaló la existencia de una construcción no autorizada que se utiliza como zona VIP, enfatizando que no es responsabilidad del Ministerio reparar la propiedad. Esto añade otra capa de complejidad a la situación.
“¿Qué esperas, que me responsabilice de la reparación del estadio? Esto es por el bien del pueblo de Puntarenas. Es el deber del gobierno local y del alcalde trabajar en esto y solucionarlo”, agregó con firmeza.
Este desencadenante llegó tras diversas conversaciones con Héctor Trejos, quien había solicitado un aumento en la capacidad del estadio para un partido programado frente a Alajuelense. La inspección técnica previa a esta posibilidad sacó a relucir el estado crítico de la infraestructura, lo que llevó a la decisión del cierre.
A pesar de que el ministro dijo que lamenta el cierre, especialmente por el impacto que tendrá en los fanáticos, fue contundente al asegurar que el estadio no reabrirá hasta contar con un informe estructural completo que certifique que las condiciones son seguras.
“En la reunión con Don Héctor, esperaba una evaluación integral de todo lo que había sucedido, pero al revisar el último informe, la sorpresa fue que este documento imponía la necesidad del cierre debido a violaciones estructurales”, comentó.
La posibilidad de que el «Lito» vuelva a abrir sus puertas ahora depende del compromiso político del municipio y de las acciones que las autoridades locales puedan llevar a cabo.
Mientras tanto, el partido programado entre Puntarenas y Alajuelense, cuya confirmación permanece pendiente, se ha convertido en el centro de una controversia que expone años de negligencia institucional en la gestión del estadio y la seguridad de sus instalaciones.