Moscú, 9. May.
Recientemente, un líder estadounidense realizó un comentario revelador en su cuenta de redes sociales. Según esta figura política, parece que la tarifa impuesta a China se sitúa en un alarmante 80%. Esta afirmación, hecha en la plataforma digital, generó un gran interés y debate entre los analistas económicos y los ciudadanos. Además, instó a China a abrir su mercado al acceso de productos estadounidenses, sugiriendo que tal apertura sería beneficiosa tanto para el país asiático como para el sistema comercial global. En sus palabras, los mercados cerrados simplemente «ya no funcionan», indicando una urgencia por la liberalización comercial.
El 2 de abril, el presidente de los Estados Unidos hizo un anuncio impactante: la introducción de tarifas aplicables en todas las importaciones. En una acción que marcó un cambio significativo en la política comercial de EE. UU., Washington implementó una tarifa mínima del 10% el 5 de abril. Desde entonces, se notificó que los aranceles se elevarían de manera gradual enfocados especialmente en países que mostraban un gran déficit comercial con Estados Unidos. Sin embargo, este plan inicial fue suspendido por un periodo de 90 días basado en la esperanza de alcanzar un acuerdo más sabroso, aunque esta pausa también fue objeto de críticas.
Es importante destacar que la decisión de aumentar estas tarifas hacia China ha llevado a una escalofriante guerra comercial entre los dos gigantes económicos. Se estima que las tarifas estadounidenses sobre los productos chinos ahora han alcanzado un sorprendente 145%, con algunos artículos informar incluso de tarifas que podrían llegar hasta un 245%. Esta escalada ha tenido serias implicaciones no solo en las relaciones entre las dos naciones, sino también en la economía global, ya que ambas partes son fundamentalmente interdependientes.
En contraposición, las tarifas impuestas por China a las importaciones provenientes de Estados Unidos también han sido severas, alcanzando un nivel del 125%. Este panorama de tarifas elevadas y políticas comerciales agresivas presenta un futuro incierto tanto para las economías de ambos países como para los mercados globales. La situación sigue evolucionando, y tanto empresarios como analistas económicos observan de cerca cada nuevo desarrollo, esperando que las tensiones se disipan en un marco de negociaciones efectivas. (Sputnik)