Costa Rica Viola los Derechos Humanos de Migrantes, Denuncian Organizaciones
mayo 8, 2025
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Migrantes Cathal. Cortesía San José, 8 de mayo (Elpaíss.Cr) .- En un reciente informe presentado por el Centro de Justicia y Derecho Internacional (CEJIL), los Jesuitas por Migrantes
Migrantes Cathal. Cortesía
San José, 8 de mayo (Elpaíss.Cr) .- En un reciente informe presentado por el Centro de Justicia y Derecho Internacional (CEJIL), los Jesuitas por Migrantes (SJM-CR) y el Comité de Servicios Americanos de American Friends (AFSC), se reveló que Costa Rica ha estado involucrada en una serie de violaciones de derechos humanos que afectan a más de 200 migrantes que fueron expulsados por los Estados Unidos. Este grupo incluye tanto a niños como adolescentes, lo que agudiza aún más la gravedad de la situación.
El documento, el cual se basa en la observación cuidadosa de visitas y entrevistas con las víctimas, pone en evidencia cómo el gobierno costarricense aceptó ser un «puente» para recibir a personas provenientes de diversos países como Rusia, Armenia, Afganistán, Yemen y la República del Congo. Sin embargo, durante este proceso, se realizó una serie de arrestos ilegales que duraron más de 60 días, y se les negó a estas personas la información en sus lenguas maternas, además de no llevar a cabo evaluaciones necesarias para atender sus requerimientos de asilo.
Las organizaciones que presentaron este informe hicieron un llamado contundente: «Esto no puede volver a suceder». Exigen que el estado costarricense firme acuerdos que aseguren permisos de trabajo, atención humanitaria y, sobre todo, protección internacional para quienes han sido afectados.
Un acuerdo que causó abuso
El informe señala que, tras un pacto verbal entre los Estados Unidos y Costa Rica durante febrero de 2025, las personas expulsadas de EE.UU. fueron trasladadas al Centro de Atención Temporal para Migrantes (Catem-Emisur) en Paso Canoas, una localidad en la frontera con Panamá. En este centro, los migrantes enfrentaron condiciones rudimentarias:
Retuvieron documentos y les era imposible moverse sin la supervisión de una escolta policial.
No se ofreció asistencia psicológica, y no se realizaron evaluaciones individuales que permitieran el acceso a refugio.
Algunos migrantes fueron trasladados a un programa de Regreso voluntario asistido del OIM, a pesar de los peligros que enfrentan en sus países de origen, lo que infringe el principio de Sin retorno.
Una persona armenia que prefirió no revelar su identidad compartió su experiencia diciendo: «En los Estados Unidos estábamos en cuartos de final sin luz natural. En ese momento, en Costa Rica, nos bloquearon sin explicaciones». Otro migrante añadió: «No conocemos el idioma, ni las leyes, ni tenemos familia aquí. Todo es muy difícil».
En el contexto de esta crisis, el 21 de abril, el gobierno de Rodrigo Chaves emitió una resolución con la intención de regularizar a los migrantes, aprobando su salida de Catem. No obstante, esta medida ha sido objeto de críticas por parte de diversas organizaciones:
El procedimiento resulta ser tentativo y no garantiza el acceso al trabajo o la integración en la sociedad costarricense.
No existen seguimientos para aquellos que deciden dejar Costa Rica.
Las personas que permanecen en Catem están en un «limbo» absoluto, sin recursos para reconstruir sus vidas.
Ana Patricia Argüello de SJM-CR comentó: «La medida llega tarde y no repara el daño». Muchas personas no están interesadas en el asilo en Costa Rica, pero tampoco pueden regresar a sus países debido a serias amenazas y persecuciones.
Recomendaciones clave
A raíz de este informe, se hacen varias recomendaciones al estado costarricense:
Garantizar la protección internacional: Es imperativo evaluar cada caso individualmente para evitar el retorno de personas a lugares donde podrían estar en peligro.
Extender la regularización a un periodo de 12 meses más, acompañada de permisos laborales y ayuda humanitaria que incluya vivienda y acceso a salud mental.
Proteger a grupos vulnerables: En especial, niños, mujeres embarazadas, sobrevivientes de violencia y la comunidad LGBTIQ+ deben recibir atención prioritaria.
Cancelar los acuerdos que faciliten expulsiones colectivas o arrestos arbitrarios, ya que son prácticas inhumanas.
En palabras de Francisco Quintana de CEJIL: «Costa Rica no debería ser cómplice de violaciones de derechos humanos. Pedimos a la comunidad internacional que abra sus brazos a quienes necesitan refugio».
Un precedente peligroso
La situación establecida por este caso puede sentar un precedente alarmante para la región. Estados Unidos ha estado presionando a otros países para que subcontraten sus deportaciones, y países como Panamá y México están enfrentando desafíos similares para 2025.
Laura García de AFSC planteó una inquietud fundamental: «Si un país con una tradición de acogida como Costa Rica no cumple, ¿qué se puede esperar de otros estados?». Las organizaciones han subrayado la necesidad de que el gobierno investigue los hechos y compense adecuadamente a las víctimas.
En este contexto, es importante mencionar que Costa Rica acoge a aproximadamente 300,000 migrantes, lo que representa cerca del 7% de su población. Sin embargo, su sistema para manejar solicitudes de asilo está en crisis, ya que en 2024 se recibieron alrededor de 70,000 solicitudes, la mayoría provenientes de nicaragüenses y venezolanos. Este incidente marca la primera vez que Costa Rica acepta deportaciones de otras regiones, subrayando la urgencia de abordar estas preocupaciones humanitarias.