Cuatro detalles del cónclave que revelan cómo es el proceso como elegir al Pope
mayo 4, 2025
0
La película «Cónclave» de 2024, que ha resuado en la taquilla y ha sido galardonada con un Oscar, profundiza en la compleja historia detrás de una elección papal
La película «Cónclave» de 2024, que ha resuado en la taquilla y ha sido galardonada con un Oscar, profundiza en la compleja historia detrás de una elección papal sin un favorito claro. Para muchos, esta obra cinematográfica ofrece una ventana al intrincado mundo del Vaticano y al proceso, generalmente hermético, mediante el cual se elige al líder de la Iglesia Católica.
El miércoles 7 de mayo, la ficción se convertirá en realidad, ya que 134 Cardenales darán inicio a la elección del nuevo Papa tras la muerte del Papa Francisco, ocurrida el 21 de abril a los 88 años. La atención del mundo estará centrada en este evento histórico que marca un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.
Como bien saben quienes han visto la película, el cónclave papal se desarrollará completamente a puerta cerrada en la Capilla Sixtina, un lugar impregnado de arte y espiritualidad, bajo el icónico fresco de Miguel Ángel. Este ambiente sagrado realza el sentido de solemnidad que rodea la elección.
El resultado de esta elección permanece en secreto hasta que una columna de humo blanco se eleve de la chimenea del Vaticano, un símbolo que señala la llegada del nuevo líder de la Iglesia Católica y la conclusión de un proceso cargado de fervor y expectativas.
Pero, ¿qué revelaciones de la película pueden indicarnos sobre el desarrollo del cónclave y por qué el proceso resulta tan intrigante para los observadores?
1. Un proceso no del todo cerrado
Basada en la novela de Robert Harris, «Cónclave» retrata a los Cardenales sumidos en el aislamiento del Vaticano durante el crítico proceso de elección. Les está prohibido comunicarse con el mundo exterior, aunque, dadas las circunstancias, el aislamiento no es absoluto. Según Stephen Bullivant, profesor de teología y sociología de la religión en la Universidad de St Mary’s Twickenham, Londres, «Todos necesitan alimentarse; no están completamente eliminados del mundo».
Este aislamiento, por tanto, es una tradición que se remonta a siglos atrás, que busca evitar que los votantes sean influenciados por factores ajenos a sus decisiones. Sin embargo, la idea de un proceso completamente cerrado puede parecer contradictoria con el moderno enfoque hacia la «transparencia, visibilidad y escrutinio», según afirma Anna Rowlands, profesora de pensamiento social católico y práctica social en la Universidad de Durham, Inglaterra.
La película evoca «una increíble atmósfera introspectiva» y una sensación de aislamiento del mundo exterior, lo que intensifica el peso de la responsabilidad que sienten los Cardenales. «Me resulta difícil imaginar un sentido de responsabilidad y un sentimiento más intensos que el de estar encerrado en un cónclave», añade Rowlands.
Los Cardenales asisten a una misa en memoria del difunto Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, Roma.
2. Los altercados
En la película, la tensión se siente en cada deliberación claustrofóbica, cada reunión estratégica y cada maniobra táctica. Allí, algunos Cardenales socavan a un candidato como favorito para mejorar sus propias posibilidades, mientras que otros, con perspectivas menos favorables, instan a sus seguidores a cambiar su voto.
Este conflicto de intereses y diferencias ideológicas alimenta gran parte del drama que se desenvuelve ante los ojos del espectador. «Se trata, en esencia, de las maquinaciones políticas que surgen en tales situaciones», señala Nick Emerson, editor de cine, en una conversación con la BBC. Algunos Cardenales priorizarán seguir la Guía Divina que les guía, mientras que otros se verán presionados a tomar decisiones rápidas, añade Tina Beattie, profesora emérita de estudios católicos en la Universidad de Roehampton, Inglaterra.
Considerando que la salud del Papa Francisco había sido delicada, es probable que, incluso antes del cónclave, ya se hubieran dado muchas luchas y movimientos políticos entre bastidores. «Habrá numerosos altercados y no todos [los Cardenales] estarán de acuerdo», explica Beattie. Aunque, en la película, algunas de las escenas más cargadas se centran en el voto, gran parte de la tensión puede realmente surgir durante las reuniones celebradas antes del inicio oficial del cónclave, donde los participantes comienzan a definir sus prioridades y aprender a trabajar juntos hacia una decisión unificada.
Ralph Fiennes, Isabella Rossellini, Stanley Tucci y Edward Berger en el estreno de «Cónclave» en Londres.
3. Una opción impredecible
En la narrativa de la película, un cardenal poco conocido, designado en secreto por el difunto Papa, es introducido en el proceso de elección. Sin embargo, en la realidad, algo así no podría suceder. Si bien en teoría cualquier hombre católico bautizado puede ser nombrado Papa, todos los Cardenales que participen en el cónclave deben haber sido previamente nombrados por un Papa anterior. Aun así, la elección que se avecina puede resultar ser una de las más impredecibles en la historia del Vaticano.
Es importante mencionar que alrededor del 80% de los Cardenales votantes fueron nombrados en los últimos 12 años por el Papa Francisco. Su selección ha sido deliberada y ha buscado representar a personas de todo el mundo con diversas trayectorias políticas. Muchos Cardenales designados provienen de países en desarrollo, «lugares y contextos donde los cardenales normalmente no se nombran», como subraya la profesora Rowlands. Esta diversidad añade un nivel de incertidumbre respecto a sus prioridades y decisiones finales.
4. Cardenales modernos
La representación de los Cardenales en la película destaca su humanidad y falibilidad en su búsqueda de poder. El director Edward Berger comentó a la BBC que, aunque el cónclave es considerado «un antiguo ritual espiritual», su intención fue acercar a los protagonistas a un contexto contemporáneo.
Al poner a los Cardenales en un pedestal, la película revela que son seres humanos reales, que utilizan teléfonos móviles, que enfrentan problemas cotidianos y que tienen vicios y secretos como cualquier otra persona. En este contexto, la profesora Rowlands añade que la película proporciona un vistazo a las emociones humanas que subyacen a un proceso tan significativo: «Pérdida, dolor, ambición, miedo, tentación y coraje».
Al final, un cónclave es, sin duda, una experiencia muy humana, aunque su propósito se eleva al ámbito divino. Es un proceso profundamente humano, cargado de emociones y realidades que todos podemos entender.