El Ministro de Educación, Leonardo Sánchez, habló en una reciente entrevista con .com y advirtió sobre la alarmante crisis del consumo de drogas en el país y su relación directa con el aumento de la violencia en los centros educativos. En su discurso, Sánchez subrayó que este problema no es solo un asunto aislado, sino que tiene profundas implicaciones para la formación integral de los estudiantes y su futuro.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) enfrenta un desafío monumental relacionado con el consumo de drogas y comercio dentro del sistema educativo. Este fenómeno no solo afecta el ambiente escolar, sino que está peligrosamente entrelazado con hechos de violencia, el bullying y los conflictos entre estudiantes. Esto pone en riesgo no solo la educación, sino también la seguridad y el bienestar emocional de los jóvenes.
Sánchez sostiene que este problema va mucho más allá de lo que ocurre en el aula. En su opinión, la violencia y el consumo de drogas forman parte de una cadena de eventos que afecta gravemente el entorno educativo. Durante su intervención, destacó:
“Existe una enorme correlación entre el consumo de drogas, el tráfico de drogas, la violencia, el acoso escolar y las disputas. Al final, es una cadena de eventos. El consumo de Fentanil o cualquier tipo de drogas es abrir una puerta para destruir los sueños de los estudiantes.
«Estas sustancias afectan la salud espiritual y física de los jóvenes y su rendimiento académico. Hoy, este tipo de drogas daña el cerebro, los procesos de aprendizaje, la memoria y las habilidades tanto blandas como cognitivas», dijo Sánchez.
La preocupante situación no se limita a una región específica del país. Según el último informe del Ministerio de Educación Pública (MEP), aproximadamente el 70% de los casos de consumo de drogas y violencia se concentran en unos 33 distritos, especialmente en áreas con altas tasas de pobreza, informalidad y densidad poblacional. Esta situación es extremadamente alarmante y requiere atención urgente.
Las regiones más afectadas abarcan zonas como Los Guidos, Leo XIII, Las Pinturas y el Inskernillo, que se localizan tanto en el Gran Área Metropolitana (GAM) como en otras provincias como Cieneguita en Limón, Guápiles, Santa Cruz, Puntarenas Centro, Jacó y Garabito. Esta distribución geográfica demuestra que el problema es generalizado y no se restringe a un solo contexto urbano.
“Por ejemplo, tenemos muchos problemas en las costas, zonas clave que coinciden con la periferia de algunas ciudades intermedias en las que nos hemos centrado. «Las escuelas grandes son particularmente susceptibles, dada su alta concentración de estudiantes, lo cual representa una oportunidad para las redes de narcotráfico», subrayó Sánchez.
Ante esta preocupante realidad, el MEP ha tomado medidas y ha implementado una campaña de prevención nacional. Esta iniciativa está dirigida no solo al cuerpo estudiantil, sino también a maestros, directores y las familias de los estudiantes, con el fin de abordar el problema desde múltiples frentes.
Para el Ministro, uno de los pilares fundamentales de esta estrategia es la participación activa de las familias en la formación y educación de sus hijos. El compromiso familiar es esencial para lograr un cambio significativo en esta lucha contra el consumo de drogas y la violencia.
«La educación no solo proviene de las aulas. También comienza en casa. Las familias no pueden delegar este deber en el sistema educativo. Necesitamos que se involucren proactivamente en la educación de sus hijos. Por eso, invitamos a muchos actores, como los de la salud, la seguridad y el IAFA, a que colaboren de una manera integrada en esta causa», enfatizó Sánchez.
Finalmente, el Ministro enfatizó que la batalla contra las drogas y la violencia en los centros educativos no es únicamente una responsabilidad del MEP. Más bien, debe ser vista como un esfuerzo conjunto que involucra a instituciones, familias y comunidades para asegurar un futuro más seguro y productivo para los jóvenes del país.