En México, los narcocorridos están prohibidas: claves que explican las raíces del género
abril 27, 2025
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«Soy el dueño del Palenque, cuatro letras van al frente». Así se expresa la famosa canción. «Soy el señor de los Gallos, el del póster de Jalisco», es
«Soy el dueño del Palenque, cuatro letras van al frente». Así se expresa la famosa canción. «Soy el señor de los Gallos, el del póster de Jalisco», es el canto que resuena entre los asistentes.
Los creadores de esta popular melodía son El alegre del barranco, un grupo mexicano originario de Sinaloa. El “señor del Palenque” mencionado en la letra hace referencia a Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como «El Mencho», quien lidera el cartel de la nueva generación de Jalisco. Las «cuatro letras» aludidas en el tema son las iniciales de una de las organizaciones criminales más influyentes y poderosas en todo México.
El mes pasado, durante un concierto celebrado en Jalisco, la banda presentó esta canción, lanzada en 2021, proyectando imágenes de El Mencho en las pantallas. Este evento tomó lugar en un momento en que la opinión pública en México aún estaba muy impactada tras el hallazgo de un centro de reclutamiento, tortura y cremación relacionado con el mismo cartel en dicho estado.
Con esta actuación, se revivió el debate acerca de si manifestaciones culturales de este tipo deberían ser censuradas bajo el argumento de convertirse en apología del crimen.
Hasta ahora, diez estados han prohibido contenido musical similar. Aunque la presidenta del país, Claudia Sheinbaum, asegura que «no se trata de censurar», ha lanzado una campaña titulada «México canta y encantamientos» destinada a promover otros temas en la música popular mexicana.
La controversia se intensifica en un contexto particular: el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado su intención de presionar a México mediante aranceles comerciales para que el país combata el crimen organizado. Ha llegado incluso a clasificar a ciertos carteles como organizaciones terroristas, argumentando que «el gobierno está bajo el control del tráfico de drogas».
Sheinbaum, una figura progresista con gran aceptación, ha rebatido tales acusaciones, pero bajo la presión del republicano, ha decidido llevar a cabo esta campaña para dejar en claro que México no tolera el narcotráfico.
¿Qué son los corridos? ¿De dónde provienen? ¿Por qué están relacionados con el crimen organizado? Estas son algunas de las preguntas clave que ayudan a entender este debate.
Sheinbaum, quien recibió clases de guitarra durante años, no busca censurar, sino que desea destacar que la música mexicana presenta una diversidad de temas distintos al NARCO.
¿Qué son?
Los corridos son un género musical característico del norte de México. Poseen una relación cercana con la ranchera, proveniente también del norte, y están emparentados con la banda Sinaloense, una forma musical enérgica que destaca por su uso de instrumentos de viento.
Este estilo musical utiliza instrumentos introducidos desde España durante la época colonial, incluidas diversas modalidades de guitarra, el Bandolon y el bajo Quintos. Está influenciado por géneros como la polka alemana y el vals checo, que llegaron a México, muy probablemente con acordeones en mano, en el siglo XIX.
Además de su distintivo uso de guitarra alta y tensión, con un bajo doble de cuerdas de nylon, las letras de los corridos no solo describen la realidad en regiones conflictivas, sino que también expresan sentimientos de rebeldía en una sociedad que se siente ansiosa por desafiar las normas establecidas.
¿Cuál es tu historia?
El corrido abarca varios subgéneros contemporáneos: la mentira, el corte urbano fusionado con el rap y el trap, y el verde, que alude al consumo de marihuana. También está el alterado, que está directamente vinculado con el crimen, el lujo y el ocio.
De este último se deriva el término «narcocorrido», que es una representación más explícita del estilo alterado.
Sin embargo, antes de la expansión de este subgénero, existían otros corridos como los «Villistas», que hacían referencia a Pancho Villa, el líder revolucionario del norte de México, y los «Zapatistas», relacionados con el líder campesino revolucionario.
Los corridos han estado presentes desde el siglo XIX, cuando baladas románticas traídas de España durante la colonia fueron reinterpretadas para narrar la búsqueda de independencia desafiando las circunstancias de una sociedad que deseaba liberarse. Estas canciones estaban profundamente conectadas con el sur de los Estados Unidos, un crisol musical con una rica variedad de géneros.
Temas iniciales de los corridos abarcaban la lucha por la independencia; sin embargo, su auge se registró durante la Revolución Mexicana, en el periodo de 1910 a 1917, cuando las baladas fueron un canal poderoso para transmitir información en una era con altos índices de analfabetismo.
El “Mencho”, el hombre más buscado en México, recibió un homenaje de parte de El alegre del barranco, que posteriormente se disculpó por la controversia.
Más adelante, durante las décadas de 1920 y 1930, los corridos comenzaron a narrar historias sobre el contrabando, especialmente en el contexto de la prohibición del alcohol en los EE. UU., dando lugar al «Corrido tequilero», una variante del narcocorrido.
El primer narcocorrido documentado es El pablote, fechado en 1931 y dedicado a un narcotraficante apodado El rey de la morfina.
En los años 40 y 50, la música mexicana se consolidó, mientras el mariachi y ranchera dominaban las emisoras de radio emergentes. La audiencia no mostraba interés en historias de violencia, por lo que los corridos adoptaron un carácter transgresor y prohibido.
Los Tigres del Norte durante una conferencia de prensa en California en el año 2000, fueron los primeros en abordar nuevamente los problemas fronterizos a través de su música.
¿Cuál es la relación con el tráfico de drogas?
A partir de los años 70, en el marco del nacimiento del tráfico de drogas moderno, la narrativa de los corridos se transformó sustancialmente, no solo porque comenzaron a narrar las actividades delictivas, sino porque parte de sus financiamientos provino directamente de esa economía ilegal.
Es notable que muchos capos del narcotráfico han encargado a músicos que compongan corridos a su nombre, no solo para legitimar su imagen ante la sociedad, sino también para contribuir a procesos de reclutamiento juvenil.
La interconexión entre los corridos y el tráfico de drogas abarca múltiples hitos históricos, siendo uno de los más recordados el asesinato de Chalino Sánchez, conocido como el «Rey del Corrido». Este artista había sobrevivido a varios ataques y amenazas, pero finalmente fue asesinado en 1992. La causa de su muerte jamás se esclareció, pero muchos creen que su relación con el narcotráfico tuvo algo que ver.
Komander es otro destacado exponente del género.
Las disputas entre carteles, los ajustes de cuentas y los símbolos del narcotráfico son frecuentemente las razones por las cuales los músicos de corridos se ven amenazados. En el caso de Peso Pluma, uno de los artistas más prominentes en la actualidad, recibió amenazas públicas si decidía actuar en Tijuana. Valentín Elizalde, otro destacado cantante, fue asesinado en 2006 debido a que su música proclamaba narcocorridos que contenían mensajes entre carteles rivales.
«Tenemos historias populares que reflejan nuestra cultura», afirman los miembros de El alegre del barranco, quienes han visto restringida su visa para ingresar a los Estados Unidos después de pedir disculpas por «causar un delito».
Este grupo ha estado activo desde 2005, y al igual que otros exponentes de los corridos, sus letras abordan temas que van más allá del narcotráfico: hablan sobre separación familiar, encarcelamiento y migración.
Las historias que narran abarcan ambas caras de la frontera. Actualmente, muchos de los grandes exponentes de los corridos nacieron en los Estados Unidos. Este fenómeno es, por lo tanto, binacional.
El peso de peso es uno de los músicos más exitosos del mundo contemporáneo. Su sencillo alcanzó gran popularidad y fue invitado al show de Jimmy Fallon.
¿Por qué es tan difícil prohibirlos?
En lugar de ser defendidos, hay una parte de la sociedad mexicana que ve a los narcocorridos como una manifestación natural de un período histórico muy particular.
Durante las últimas décadas, la creciente desigualdad y la persecución policial derivada de políticas antidrogas han permitido que el “Narcomundo” se convierta en una opción viable, compuesta por personajes que han logrado navegar por vías disponibles de movilidad social en contextos de ilegalidad y paralegalidad, como lo menciona el sociólogo José Manenzuela.
«Por ello, surgieron nuevos héroes o antihéroes, en un entorno que no siempre sigue la lógica del dinero fácil, puesto que el camino es complicado, violento y sangriento, aunque para algunos pueda parecer rápido y alcanzable».
El sociólogo, autor de tres libros sobre el tema, apoyó iniciativas de educación que busquen promover otros temas en la música mexicana, pero también argumenta que, aunque haya violencia, esta será narrada en los corridos y se integrará a su codificación cultural y emocional.
La creación de nuevos héroes y ejemplos de éxito para los jóvenes, concluyó en 2023, exige la existencia de caminos accesibles, creíbles y sostenibles que permitan la construcción de proyectos vitales y productivos. Para acabar con el culto a los narcos, será necesario abordar la profunda desigualdad social que persiste en el país.
La influencia cultural del NARCO se extiende más allá del ámbito musical.
No es la primera vez que se intenta censurar a los narcocorridos: desde la década de 1950, varias voces oficiales han advertido sobre su celebración del crimen y violencia. Si no se transmitían en la radio mexicana, el público norteño recurría a estaciones estadounidenses.
En diversos estados de México, especialmente en Sinaloa, las restricciones han sido intermitentes.
A pesar de este contexto, los corridos no solo se han mantenido, sino que han ganado popularidad, especialmente tras la incorporación de influjos urbanos como el rap y el trap; Peso Pluma, su actual máxima figura, ha liderado las listas internacionales en múltiples ocasiones, y un 77% de la música que se escucha en México corresponde a esta categoría, con 8 de cada 10 canciones mexicanas en Spotify pertenecientes a este estilo.
Artistas como Bad Bunny, Becky G y Shakira han incursionado en el género. En efecto, Shakira abordó una historia sobre la compleja realidad de los trabajadores migrantes en países desarrollados.
Por lo tanto, no todos los corridos son narcocorridos, y cada uno de ellos, en su esencia, cuenta una historia real y relevante.
Así que mientras existan narcotraficantes, también habrá narcocorridos.