Port Príncipe, 24 de abril (Latin Press) – Entre los años 2004 y 2025, aproximadamente 208,704 haitianos han sido deportados de la República Dominicana. Esta situación ha culminado en la demolición de una comunidad conocida como «Pequeño Haití», donde miles de ciudadanos han perdido sus hogares de manera forzada.
Estas deportaciones masivas son el resultado de las estrictas políticas de inmigración que ha implementado el gobierno dominicano, las cuales son justificadas bajo el pretexto de combatir la inmigración ilegal, según un reporte del portal digital Haití News 2000. La situación ha desencadenado un debate acalorado sobre los derechos humanos y la dignidad de los migrantes en esta región del Caribe.
Los deportados, que incluyen hombres, mujeres y niños, a menudo se encuentran en circunstancias de extrema vulnerabilidad. Según la fuente mencionada, muchos de estos individuos son interceptados en áreas donde trabajan, tales como vecindarios, obras de construcción, o incluso hospitales, lo que aumenta aún más su riesgo de ser deportados.
Las autoridades dominicanas, como se reporta en Haití News 2000, han sido acusadas de llevar a cabo expulsiones arbitrarias, omitiendo el cumplimiento de los derechos fundamentales de los migrantes. Esta situación ha sido denunciada no solo por organizaciones no gubernamentales, sino también por varios actores internacionales que abogan por el respeto de los derechos humanos.
Por otro lado, en Haití, existe una creciente preocupación por los demoliciones que afectan a la comunidad de «Pequeño Haití» en la República Dominicana, la cual se ubica sobre la costa de Bavaro. Esta demolición ha dado lugar a un desalojo masivo y ha sido considerada una violación al derecho a una vivienda digna.
Utilizando maquinaria pesada, cientos de chozas, casas de hasta tres pisos y pequeños negocios han sido arrasados, como se reporta en la publicación Digital Leaf Haiti Libre. La devastación que han presenciado los haitianos es palpable; muchos de ellos habían vivido en esos edificios entre cinco, diez y hasta quince años. Para estas familias, el hogar significaba más que solo un lugar físico; era el refugio de sus historias y memorias, así como el lugar donde forjaron su vida diaria.
A medida que esta crisis continúa, se hace evidente que se requieren soluciones a largo plazo que respeten los derechos de todos los migrantes. La comunidad internacional debe prestar atención a esta situación que no sólo afecta a los haitianos deportados, sino que también impacta la relación entre Haití y la República Dominicana, dos naciones que comparten la misma isla y que, a pesar de sus diferencias, deben encontrar un camino hacia la paz y la cooperación.