Ante esta situación, el árbitro central, Adrián Chinchilla, tomó la decisión de expulsar a John Paul Ruíz del partido. La medida fue sorpresiva, pero justificada en el contexto del juego, que ya estaba lleno de tensiones. Chinchilla, con autoridad, solicitó que el personal de seguridad del estadio se encargara de retirar al jugador del área de juego. En un acto simbólico y significativo, Ruíz se despojó del babero que lo identificaba como un jugador activo en el partido que se disputaba en ese momento en el estadio Aguilar Ebal Rodríguez. Mientras se dirigía hacia la salida, el jugador aún hizo un gesto con la mano como si quisiera continuar la conversación, lo que intensificó el drama del momento.

La narración de este suceso fue ampliamente difundida por parte de TIGO Sports Costa Rica a través de sus plataformas sociales, donde se generó un debate entre los partidarios del fútbol. Interesantemente, en la cuenta de Facebook del medio, un comentario hizo eco de esta controversia, donde un usuario identificado como «KeyLorck Alvarezz» ofrecía su versión de lo ocurrido, sugiriendo que podría haber sido un testigo o incluso el propio involucrado en la situación que desenfrenó la expulsión de Ruíz.

En su defensa, Ruíz expresó: “En primer lugar, no soy un matón, mucho menos golpearía a alguien. Solo me defendí. Se sabe que los jugadores de TICO no muestran respeto; cuando lancé el balón, yo estaba en calma, y ellos comenzaron a lanzar ofensas. Solo lograron captar la parte en la que yo respondí, porque ellos son considerados ‘profesionales’ del fútbol, llamándome así, pero en mi casa, mi madre es sagrada y puedo asegurar que yo conozco el tipo de persona que realmente soy”. Estas declaraciones no solo dan una perspectiva del jugador sobre la situación, sino que también ponen de manifiesto las tensiones que pueden surgir en un partido de fútbol, donde las emociones están a flor de piel.